lunes, 14 de febrero de 2011

Más allá de la Mente, no hay ningún Sufrimiento

Int: Encuentro difícil entender lo que quiere usted decir exactamente al decir que usted no es ni el objeto ni el sujeto. En este momento mismo en que estamos hablando, ¿no soy yo el objeto de su experiencia, y usted el sujeto?

Mah: Mire, mi dedo pulgar toca a mi dedo índice. Ambos tocan y son tocados. Cuando mi atención está sobre el pulgar, el pulgar es el que siente y el índice —el sí mismo. Cambio el foco de atención y la relación se invierte. De alguna manera, encuentro que al cambiar el foco de atención, yo devengo la cosa misma que miro y experimento el tipo de consciencia que ella tiene; yo devengo el presenciador interior de la cosa. A esta capacidad de entrar en otros puntos de consciencia focales —yo la llamo amor; usted puede darle cualquier nombre que usted quiera. El amor dice: «Yo soy todo». La sabiduría dice: «Yo soy nada». Entre ambos fluye mi vida. Puesto que en cualquier punto del tiempo y del espacio yo puedo ser a la vez el sujeto y el objeto de experiencia, lo expreso diciendo que yo soy ambos, y ninguno, y más allá.

Int: ¡Usted hace todas estas extraordinarias afirmaciones sobre usted mismo! ¿Qué le hace a usted decir estas cosas? ¿Qué quiere usted decir cuando dice que usted es más allá del espacio y del tiempo.

Mah: Usted pregunta y la respuesta viene. Yo me observo a mí mismo —observo la respuesta y no veo ninguna contradicción. Está claro para mí que le estoy diciendo a usted la verdad. Todo es muy simple. Pero usted debe confiar en que yo quiero decir lo que digo, en que soy completamente serio. Como ya le he dicho a usted, mi Gurú me mostró mi verdadera naturaleza —y la verdadera naturaleza del mundo. Habiendo realizado que yo soy uno con el mundo, y sin embargo más allá del mundo, devine libre de todo deseo y temor. No razoné que debía ser libre —me encontré a mí mismo libre— inesperadamente, sin el menor esfuerzo. Esta liberación del deseo y del temor han permanecido conmigo desde entonces. Otra cosa que noté era que no necesitaba hacer ningún esfuerzo; la obra seguía al pensamiento, sin retraso ni fricción. También encontré que los pensamientos devenían autocumplidos; las cosas se ponían en su sitio llana y exactamente. El principal cambio estaba en la mente; devino sin movimiento y silente, respondiendo rápidamente pero sin perpetuar la respuesta. La espontaneidad devino un modo de vida, lo real devino natural y lo natural devino real. Y, sobre todo, una afección infinita, un amor profundo y sereno, irradiando en todas direcciones, abarcando todo, haciendo todo interesante y bello, significativo y auspicioso.


YO SOY ESO
Conversaciones con
Sri Nisargadatta Maharaj

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