lunes, 13 de diciembre de 2010

¡No importa!

Acerca de las dos preguntas que haces: a) las distracciones sexuales: ¡¿”quién” se distrae?! Recuerda a Yang Chu: “Deja que el odio escuche lo que anhela escuchar, que el ojo vea lo que anhela ver, que la nariz huela lo que anhela oler, que la boca hable lo que quiere hablar, deja que el cuerpo tenga todas las comodidades que desea, deja que la mente haga lo que quiera…” ¿Por qué asociarte, por que identificarte en lo absoluto con el cuerpo? Puede que a veces sientas menos hambre que otras. ¿Por qué pensar en términos de “tú” sintiendo menos hambre o más hambre? ¿Por qué no pensar en que hay menos hambre o más hambre? Entonces, cuando hay una desasociación o desidentificación con lo que sea que le sucede al mecanismo cuerpo-mente-incluida una tendencia menor o mayor hacia el sexo-, las tendencias que prevalecen dentro del cuerpo-mente son simplemente presenciadas sin comparaciones o juicios. En ese presenciar; el hecho de que ciertos cambios están ocurriendo es meramente presenciado, sin siquiera relacionar esos cambios con “mi” cuerpo. Este es el punto: sea cual sea el cuerpo con el que estos cambios se relacionan, el punto básico es que los cambios se relacionan con el cuerpo.

Esta misma perspectiva se puede aplicar a tu otra pregunta b) “En tiempos de enfermedad, ocasionalmente me pregunto si lo que comenzó cuando la cabeza se introdujo dentro de las fauces del tigre tendrá asignado suficientemente tiempo para llegar a su último destino dentro de ese organismo cuerpo-mente en particular”. Mi querido amigo, ¿Acaso importa? Sólo le puede importar a una entidad deseosa de tal consumación, y la entidad misma es la última barrera para que suceda el acontecimiento llamado iluminación o despertar. La entidad es inherente a cualquier deseo o expectativa, tanto si el deseo es de obtener un objeto modesto como si lo es de un acontecimiento sagrado como la iluminación. Todo lo que hay es la conciencia, y todo lo que aparece o sucede es simplemente un movimiento dentro de ella. Entonces, ¿cómo puede haber jamás “alguien” que quiera incluso la iluminación? Tanto el tigre como la cabeza dentro de sus fauces son conceptos que desaparecen, se funden y se disuelven dentro de la Comprensión misma. Es en este sentido que Nisargadatta Maharaj solía repetir todo el tiempo que “La comprensión lo es todo” Dentro de esta comprensión la entidad misma se disuelve, no importa a “nadie” que desee o espere nada (CW34)

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Es difícil para una persona común comprender y apreciar las sutiles y sin embargo importantes diferencias entre el disfrutar de los placeres sensibles y sentir apego por los placeres sensuales. No es que, después de la iluminación, el organismo cuerpo-mente deje de disfrutar de los placeres sensuales. La diferencia entre el sabio y la persona común en cuanto al disfrute de los placeres sensuales es que, mientras la persona común está constantemente en busca de dichos placeres, el sabio no anhela esos placeres, sino que los disfruta con entusiasmo cuando ellos se presentan en el transcurso de la vida. El sabio no busca el placer ni lo rechaza cuando se presenta. En otras palabras, no discrimina deliberadamente entre lo aceptable y lo inaceptable: él está abierto a ambos en el transcurso normal de su vida diaria. Cuando hay que hacer una elección, el organismo cuerpo-mente (del sabio) continúa eligiendo de acuerdo con las circunstancias, de acuerdo con sus tendencias y características naturales, sin pensar en bueno y malo…

De este modo, el sabio Ashtavakra dice: “La ausencia de apego (no la abstención del placer) hacia los objetos sensoriales es la liberación; la pasión por los objetos sensoriales es la esclavitud. Comprende este hecho y luego haz lo que quieras (LR 50, 52)

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RAMESH:
Tu verdadera pregunta es: “¿Cómo sabré jamás si tengo la comprensión final o no?”. Te molesta, ¿no es así?. Molesta a la mayoría de la gente. La respuesta es, nuevamente, muy simple. Cuando esa comprensión final está a punto de suceder, la persona que está tan ansiosa por saber si la comprensión ha sucedido o no finalmente dirá “No importa”. ¿Ha sucedido la comprensión o no? ¡No importa!

El llegar a ese punto es casi sinónimo de que ha ocurrido la comprensión, porque ya no hay “nadie” a quien le importe.

CLAIRE: Creo que lo que me molesta es que a veces la comprensión existe y luego ya no está allí y luego esta allí y luego ya no está allí.

RAMESH: La respuesta es: déjalo suceder. Hay un vaivén: “A veces pienso que lo tengo. A veces pienso que no lo tengo. Entonces, deja que ocurra. El acto de involucrarse ocurre únicamente si dices: “No quiero que ocurra este vaivén. Eso es involucrarse. Si ocurre el vaivén, deja que ocurra. ¿Por cuantío tiempo ocurrirá? ¡No importa!



NO IMPORTA!
LA EXTRAORDINARIA ENSEÑANZA DE
RAMESH S. BALSEKAR

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