miércoles, 24 de agosto de 2011

¿Quién queda ahí para desear?

561   «El sabio que está inmerso en el éxtasis del felicísimo Sí mismo real, que está más allá del alcance de la mente y el habla, no tiene miedo de nada». De esta manera la revelación nos enseña que nada mueve al sabio de su estado supremo.

562   Para el que está establecido en el estado supremo, los deseos no surgen, debido a que el deseador, el ego, ha dejado de existir. El sabio en ese estado está siempre contento, como si hubiera obtenido simultáneamente el goce de todos los deseos posibles de un golpe.

 Esto es de la Taittiriya Upanishad. Lo que quiere decir es que toda la felicidad que es posible en la vida mundana está contenida en una mínima fracción de esa felicidad del Brahman.

563   Puesto que el Sí mismo real es todo lo que es, cuando ese Sí mismo es obtenido, para el sabio no queda nada que obtener. Por consiguiente, en la doctrina sagrada el sabio es el que ha obtenido y saboreado todos los objetos de deseo, y, por consiguiente, es sin-deseo, lo mismo que Dios Mismo.

 Debe recordarse que Dios es realmente impersonal, como el Brahman, de modo que el Dios personal es solo una modificación de Él.

564   Viveka Chudamani pregunta, «¿Cómo puede el que ha experimentado la verdad de su propio Sí mismo identificarse con su cuerpo y sufrir por el deseo de los objetos? ¿Quién queda ahí para desear?» Esta revelación muestra que para el sabio los deseos no surgen.

565   Solo tiene deseos ese hombre que se identifica a sí mismo con el cuerpo. Pero el sabio ha devenido libre del pensamiento «Yo soy el cuerpo». El sabio considera su propio cuerpo como si fuera el cuerpo de otro.

La primera sentencia de arriba es una cita del Viveka Chudamani.
Otra razón poderosa es que el sabio es por naturaleza eternamente feliz con la felicidad del Sí mismo real. Esto ha sido declarado y explicado antes.
Pero la felicidad del sabio no causa esclavitud, como se muestra a continuación.

566   En el estado supremo no hay ninguna saboreación de felicidad, pues ahí el sentido de ser feliz o miserable no puede surgir. Puesto que en ese estado no hay pares de opuestos, la felicidad del sabio no tiene similitudes con los placeres y miserias del samsara.

*** 


603   «Lo mismo que, por la llegada de la primavera, grandes cualidades tales como belleza y demás vienen a los árboles, así también para el sabio que mora en el estado supremo, vienen el lustre, inteligencia aguda y fuerza [de todo tipo].


Incluso un hombre común, sin educación, si deviene de algún modo consciente del Sí mismo real, deviene un centro de atracción para otros y es adorado como un iluminado. 
También se ven otras perfecciones en el sabio.

604   La paz de mente y otras buenas cualidades, que los aspirantes a la liberación tienen que adquirir y retener con esfuerzo, son naturales para el sabio. Él está más allá de las [tres] cualidades [sattva, rajas y tamas] y al mismo tiempo es la morada de todas las buenas cualidades.

Así pues, la conclusión es como sigue.

605    Así pues, cuando se pierde el ego, no hay ninguna pérdida real. El estado supremo [obtenido por la pérdida del ego] no es un estado en el que se pierde el Sí mismo. Pero el Sí mismo es como si estuviera perdido debido al sentido del ego, y cuando este [sentido del ego] se pierde, hay una pérdida de esta pérdida.

Es como un acreedor que recibe inesperadamente el pago de una deuda, que había cancelado como irrecuperable.
Esta pérdida del ego es en verdad una enorme ganancia, como se muestra a continuación.

606   Esta pérdida completa y final del ego es ella misma todas estas cosas [y más]: rectitud, riqueza, gozo [de todos los placeres a la vez], veracidad, renunciación verdadera, silencio, tapas, unión con Dios y verdadera entrega de uno mismo a Él.


Sri Ramana Paravidyopanishad
La Suprema Ciencia como es Enseñada por Sri Ramana